© Trícia Barrachina
agonitzava la papallonasobre aquella vorera del món
com aquella gota d'aigua
penjant del coll d'una aixeta
he estat papallona
per instants
he sigut eixa papallona
amb ales de cendres
sobre aquella grisa vorera
carrer de Les Barques avall
he sigut, uns segons,
eixa tristesa anònima
que precedix la mort
d'una subtil papallona
que algú, un dia,
retallant una felicitat,
va perseguir amb el dit
la vida vençuda
les papallones també agonitzen
agonizaba la mariposa
sobre aquella acera del mundo
como aquella gota de agua
colgando del cuello de un grifo
he sido mariposa
por instantes
he sido esa mariposa
con alas de cenizas
sobre aquella gris acera
calle de Las Barcas abajo
he sido, unos segundos,
esa tristeza anónima
que precede la muerte
de una sutil mariposa
que alguien, un día,
recortando una felicidad,
persiguió con el dedo
la vida vencida
las mariposas también agonizan
6 comentaris:
pero otras mariposas vendrán a alegrarnos el día. querámoslo o no, siempre sigue amaneciendo...
volverán las oscuras golondrinas? '·P
bueno, la muerte de lo bello a veces parece más muerte (aunque no sea así).
y sí, los días tienen la manía de seguir sucediendo. qué cosas!
gracias por tu comentario alentador, Alf.
la agonía de las cosas pequeñas, la fragilidad del vuelo, lo intangible de la muerte.. pero la belleza no muere, Tri, mientras nos crezca en el corazón
Ellas tb
presagiando
nuestra
fugaz
...
belleza
Nuestro adn no es tan diferente: la fugacidad y la belleza parece que vayan de la mano en casi todo.
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